Dedicar 3 o 4 años a estudiar la licenciatura en gastronomía puede redituar en un proyecto de vida y profesional a largo plazo.
Es verdad, para comenzar a trabajar en una cocina puede no ser necesario contar con una licenciatura en gastronomía. La operatividad de este espacio depende de una tremenda variedad de perfiles (algunos profesionalizados, otros no) y jerarquías que van desde el o la lava loza que mantiene aseados y disponibles los utensilios; pasando por los diferentes tipos y niveles de cocineros y cocineras; y hasta la gerencia general de esa empresa, que está al tanto de la calidad de los alimentos y el servicio al comensal, entre otras muchas, muchísimas actividades.
Si lo que buscas es aprender a cocinar; es decir, a ejecutar uno o varios platillos previamente ideados, costeados y puestos a la venta por alguien más, la experiencia se puede adquirir en la cocina donde se elabora ese plato; sin embargo, ¿podrías proponer un cambio en la receta o crear un nuevo plato para actualizar la carta? Es muy probable que no y te vamos a explicar por qué.
Seguramente trabajar en una empresa, llámese restaurante, hotel, cocina industrial o algún otro tipo de negocio va a ser importante y útil porque la experiencia también es un factor determinante en el desarrollo del talento; sin embargo, estudiar una licenciatura en gastronomía te va a dar más conocimientos, herramientas y técnicas culinarias sobre la preparación de alimentos.
Para algunos, a la hora de pensar en los expertos o las expertas de la cocina, se pueden encontrar 3 diferentes perfiles: el cocinero, el chef y el gastrónomo. Cada uno puede ser un estupendo elemento para sus respectivos lugares de trabajo; sin embargo, hay diferencias que los distinguen, sobre todo, en lo que tiene que ver con un enfoque de innovación.
EL COCINERO es, literalmente, quien sabe cocinar o ejecutar una receta. Este perfil aprendió ciertas indicaciones y técnicas para ejecutarlas, una y otra vez; sin embargo, probablemente desconozca el origen de esos ingredientes y por qué encajan tan bien entre sí para hacer parte de un platillo. Lo mismo pasa con las técnicas e incluso con la historia detrás de esa pieza gastronómica que ha aprendido a ejecutar con mucha destreza.
Esto no quiere decir que el cocinero es menos valioso, puesto que es la posición con mayor presencia en las cocinas del mundo; así que preferimos pensarlo como una persona cuyo enorme potencial y experiencia encontrarían el complemento perfecto en la profesionalización.
EL CHEF, como tal, es una palabra de origen francés que al final no significa otra cosa que “jefe”; es decir, se refiere al puesto o la jerarquía del cocinero en la estructura organizacional, de manera que para alcanzarla es necesaria la experiencia que proporciona, ni más ni menos que, el fogueo en la cocina e incluso en determinadas áreas de la cocina, como lo dulce, lo salado, lo frío, la parrilla, entre otros.
Finalmente, EL GASTRÓNOMO o quien ostenta la licenciatura en gastronomía, es profesional en una disciplina que analiza al ser humano y su alimentación a través de la propia historia de las ciudades, e incluso los países o los continentes. Quien domina el arte culinario con un enfoque profesional entiende el platillo desde el origen de los ingredientes, la mejor técnica para emplearlos, los sabores, el contexto en el que serán servidos y cómo podrían evolucionar para mantener su vigencia.
Por otro lado, el licenciado en gastronomía también adquiere conocimientos de negocios y comprende, de extremo a extremo, las múltiples posibilidades que tiene para desenvolverse en el ámbito profesional y que, es muy importante decirlo, no únicamente se limitan al trabajo en un restaurante o en una cocina.
En San Luis Potosí, una alternativa competitiva para estudiar la licenciatura en gastronomía es el Instituto de Innovación en Negocios y Gastronomía (IING), pues sus creadores han puesto especial atención en el diseño de una currícula actualizada, implementada por profesionales actualmente insertos con éxito en el campo laboral y complementada por sus instalaciones amplias, equipadas y enteramente a disposición de sus estudiantes.
El IING ha demostrado ser consciente de la realidad actual de quienes buscan dedicarse profesionalmente a la gastronomía, y ha diseñado un programa de estudios que puede desarrollarse en 3 o 4 años, con horarios que permiten a los estudiantes comenzar a trabajar desde temprana hora para adquirir experiencia e incluso prepararse para emprender su propio negocio.
A lo largo de 6 años, esta universidad ha egresado a más de 150 licenciados en gastronomía que hoy son el testimonio más sólido de que profesionalizar esa pasión por la cocina puede redituar, no solo en tu futuro, sino en la oferta de quienes viven o visitan el lugar donde cocinas e incluso, a preservar la historia de las comunidades que se expresan, también, a través de sus alimentos.
