A primera nariz, la edición 2022 del Festival Internacional del Vino de San Luis Potosí fue una tertulia que lo mismo convocó a entusiastas aficionados que a verdaderos profesionales y apasionados de la cultura del vino.
Más de 500 etiquetas de diferentes partes del mundo compitieron por un paladar que, desde la experiencia o el aprendizaje, las conquistara para su cava o simplemente para acompañar una tabla de quesos en las escalinatas del CEART.
Tras dos años de pausa obligada por la pandemia, uno de los eventos más importantes en torno a la cultura del vino en México, concebido por Alejandro Espinosa Abaroa, CEO de Grupo Toneles, volvió por su décima edición con una propuesta redonda:
Los vinos de más de 125 bodegas nacionales e internacionales, pero también experiencias gastronómicas; selección de cervezas artesanales, mezcales multigalardonados, música y un escenario inmejorable, el Centro de las Artes de San Luis Potosí (CEART).
¡Salud!
“No hay respuestas incorrectas”, dice José Santillán, director del Instituto de Innovación en Negocios y Gastronomía, a un grupo de asistentes que va iniciando su recorrido e intenta identificar los aromas primarios de un Corazón Tinto, de la bodega Gran Tonel.
No quiere asustarlos ni transmitir la idea errónea de que solo algunos cuantos son capaces de desarrollar el olfato y ponerlo a cazar sabores en un trago de tinto.
Las diferentes catas impartidas durante el evento, tienen la misión de contribuir para aterrizar uno de los objetivos más profundos y quizá más ambiciosos del Festival: desmitificar el consumo de vino y fomentar el aprendizaje sobre su cultura.
A esta tarea, a lo largo de dos días, se abocaron personalidades de la talla de Eduardo Pulenta, Ezequiel Centanin, Andres Ridois, Matías Fraga, Joaquín Ferrer, Renzo Monge, Adriana Gómez y Alejandro Marcel, entre otros sommeliers, enólogos y diseñadores de vinos.
Y es que “brindar con una buena copa”, como invitó Espinosa Abaroa durante la inauguración, invariablemente conlleva a la pregunta:
¿Cuál es una buena copa?
¡Provecho!
La oferta gastronómica del Festival no dejó nada en plato y es que en uno de sus principales stands fue posible degustar la paella valenciana de Juan Carlos Galbis, el mejor paellero del planeta, quien en 2001 se hizo acreedor al récord Guinness por elaborar la paella más grande del mundo.
En el área VIP, un exclusivo espacio enclavado en uno de los rincones más bellos del CEART, Fabiola Meraz, chef ejecutiva de Los Toneles Vallarta, diseñó el menú y encabezó, junto a Matías Fraga y Eduardo Pulenta, comidas y cenas maridaje que, en 5 tiempos, hicieron un recorrido que comenzó acompañado de Maal Wines y terminó con la línea de Pulenta Estate.
Mención aparte merecen las experiencias gastronómicas diseñadas por la chef Paty Salazar, experta chocolatera que concibió la fusión entre lo más representativo de la cocina local potosina, con una selección de los mejores vinos y conservas portuguesas; pasando por la calidad mundial uno de los mejores chocolates finos elaborados en México.
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¿Qué sigue?
Pensar en el 2023, pues la oferta vinícola y gastronómica de San Luis Potosí ya se hace notar en el Bajío mexicano y, además, como dijo Alejandro Espinosa, “cuando la iniciativa privada y los gobiernos se juntan, se pueden hacer cosas grandes y eso es hoy el Festival Internacional del Vino de San Luis Potosí”.
El retrogusto para Grupo Toneles y los más de 44 patrocinadores es de satisfacción, pero también de desafío.
