“Hace unos cuatro años no sabía nada del vino”, cuenta Jorge González, ganador del tradicional concurso Sommelier Aficionado 2022, la décima edición de la competencia de cata organizada por el Festival Internacional del Vino de San Luis Potosí.
Médico de profesión, ingeniero en formación y aprendiz del arte y la Cultura del Vino; Jorge revela que su pasión por el elíxir de Baco se reveló durante un curso de arte que cerró con una degustación.
Esos primeros acercamientos le condujeron a involucrarse en catas y visitas a viñedos; sin embargo, el paso definitivo hacia la profesionalización lo dio al matricularse en el diplomado de Sommelier y Cultura del Vino, diseñado e impartido en el Instituto de Innovación en Estudios y Gastronomía.
Ahí, además de descubrir y aprender a dominar el arte de la cata, Jorge cimentó con la teoría y además descubrió otro aspecto apasionante de la cultura del vino: el maridaje con los alimentos.
“Cuando haces la armonización con los alimentos te abre el mundo. Es como comer con sal por primera vez, comer con tortillas o con chile si eres mexicano. Fue como ponerme mis lentes”, recuerda.
A pocas semanas de convertirse en sommelier profesional, Jorge enfrentó las tres etapas de su primer concurso, en el que se empleó una selección de vinos monovarietales que corrió a cargo de la tienda especializada WineCru y con la que se buscó que los participantes hicieran una cata descriptiva y deductiva.
Durante la primera etapa, los 13 participantes, entre quienes se encontraban alumnos y exalumnos de diversas escuelas de gastronomía e incluso expositores del Festival; resolvieron un examen teórico.
El segundo nivel exigió una cata a ciegas en la que se calificó el seguimiento de los participantes a la estructura adecuada: vista, nariz, gusto y conclusión.
Únicamente 5 aficionados avanzaron a la final, una cata oral frente al jurado, integrado por Shynthia Pérez, directora del Wine Education Center de México y certificadora del Wine & Spirit Education Trust; Alejandra Torres, exalumna del diplomado de Sommelier y Cultura del Vino, del IING, además de sommelier independiente; y por Johan Valderrábano, Brand Manager de la bodega española Enate.
Conocer de qué clima proviene la uva, su región de cultivo e incluso las características del suelo donde fue cosechada, fueron solo algunos de los reactivos que definieron el resultado del concurso.
“Es mi primera vez en una cata profesional y tengo el primer lugar. Estoy muy contento”, admite Jorge. Quizá este sea, como ha sido para otros, un primer peldaño para avanzar a las contiendas más prestigiadas a nivel nacional y mundial.
Para José Santillán, director del Instituto de Innovación en Negocios y Gastronomía, es importante impulsar espacios como Sommelier Aficionado, pues “se reconoce la figura del sommelier y se le reconoce su lugar en el servicio, como embajadores y representantes de la Cultura del Vino.
Son promotores, por ejemplo, del vino mexicano”, un producto que gana terreno de a poco pero cada vez con mayor contundencia y que, además, ha encontrado en San Luis Potosí un impulso memorable.
Y es que, después de todo, dice José, “el vino está al alcance de todos, es cultura y es un alimento”.
